Antes que nada, si te interesa ver/escuchar este artículo, está publicado (con más chistes malos) en forma de video.
1. Sakura.
Hay que atender al primero y más criticado aspecto de Naruto: Sakura. Sí, Sakura es una papa. Es una papa y no sabe ni papa. Es lo que habría salido si Lisa Simpson hubiera adoptado al hijo ilegítimo de He-Man y Starfire. Cada vez que tuvo que hacer algo importante fue débil, inútil o una combinación de ambas. Fin. Ahora a lo no-100%-obvio.
2. Neji tenía razón.
El hecho de que Naruto haya dejado de ser efecto de su determinación destruye por completo el propósito inicial del personaje. En la pelea con Neji el motivo es clarísimo: el destino no lo es todo, un don nadie sin sangre ni linaje puede hacerse a sí mismo, construirse desde abajo por fuerza de la voluntad, a través de construir su propio camino Ninja. Discurso que en realidad es muy semejante al meritócrata, o más bien lo implica necesariamente. La postulación, un poco infantil, de esta perspectiva es que uno es un arquitecto de su destino, el demiurgo de su devenir, ignorando que hay muchos aspectos que condicionan al sujeto: uno tiene fortalezas y debilidades innatas, nace en un contexto económico y social, está rodeado de una historia personal, familiar, barrial, nacional, mundial; todos factores que moldean al individuo, forjan su carácter. Sin embargo, a lo largo de Shippuden la historia fue perfilándose más y más en dirección a un Neo falopa, destruyendo lo previo. Esto es peor a medida que pasa la trama, porque el pibe Uzumaki se vuelve cada vez más un deus ex machina, relegando a los demás personajes a un tercer plano.
Sí hay que decir que Kishimoto hizo un mejor trabajo en mantener al resto de los personajes relevantes. Si bien no se puso excusas para todos (porque en cierto punto, los saltos de poder se vuelven eso: excusas para mantener en escena a tal o cual bienamado elemento de la trama), hay numerosos esfuerzos para hacer que el conflicto no sea 100% Sasuke contra Naruto, aunque ultimadamente lo es. Insisto: aunque muchas veces las excusas son pobres, al menos el anime no hace como DBZ, que nos ponía a quince personajes aguantando las ganas de cagar, apretando los puños y al borde del ACV durante 25 capítulos.
3. ¡La insubordinación!
Entiendo que el mundo ninja esté lleno de heroísmo, y a menudo haya ejemplos de ello en la historia de los personajes principales. Pero joder, en la Cuarta Guerra hay un pelotudo cagándose en las órdenes de sus superiores cada diez minutos. Y no es como si fueran órdenes arbitrarias o inextricables, tipo: “dejemos de pelear y abandonemos a nuestros heridos para X estrategia”. En general las órdenes que se subvierten son tontas y claras; tipo: “no encares de frente a ese gordo SSJ3”.
4. Las resurrecciones.
El hecho de que revivan todos, particularmente para la Cuarta Guerra, me parece una cagada. Le quita por completo la importancia a las muertes, lo mismo que ocurrió en DBZ, donde las esferas eran el aparato de reseteo después de cada pelea, lo cual removía totalmente la relevancia de las muertes. Aunque en DBZ había una distinción que lo hacía más interesante: por cada vez que revivían todos, teníamos la esperanza de ver a Krilin explotar una vez más.
Mi problema no son las resurrecciones en sí, sino más bien el hecho de que… Nah, mi problema son las resurrecciones. No me molestó cuando Orochimaru revive al primer y segundo hokage, porque en ese caso no habíamos presenciado sus muertes, para nosotros como espectadores su aparición implicaba el valioso condimento de ver por primera vez a estos personajes y sus habilidades, lo cual funciona como exquisito corolario para la fundación mítica de sus historias (referencia a Borges intended). Lo que me molesta es que personajes que tuvieron tanto desarrollo o tan importantes para la trama como Itachi o Nagato aparezcan, dibujados para la mierda, y tengan combates anticlimáticos, donde de antemano sabés que no van a durar más que uno o dos capítulos. El efecto que esto tiene en la trama es hacerlos pasar de personajes primarios a secundarios. Verlos de nuevo no tiene impacto alguno. El final original de ambos fue excelente, Sasuke contra Itachi y Naruto versus Pain son dos de mis peleas favoritas. Verlos reaparecer así como así carece de impacto, se sienten como un par de minions. No sé si tiene que ver con que no hay tanto presupuesto para la animación en estos capítulos, pero ni siquiera parecen tan temibles o interesantes como en sus apariciones estelares. Y eso que Itachi tuvo un plot twist más o menos único, de entre los demás resucitados. Otros, como Kakuzu, fueron tan maltratados por esta vuelta de la historia, se les dispensó tan poca gloria, que pasaban desapercibidos entre los demás Zetsuminions. Que, dicho sea de paso, fueron otra gran decepción. Una manga de zombies baratos; y eso que supuestamente fueron fortalecidos por Kabuto con los genes de Yamato o qué sé yo. Pero joder, un ejército de adictos al krokodil era más amenazante que esos plantines baratos.
5. Sharingan ex machina.
Cada vez que no saben cómo hacer que un personaje se haga más fuerte, o cada vez que necesitan hacer a alguien un enemigo poderoso, le meten un Sharingan en el primer agujero que encuentran y lo mandan a imprimir. Me sorprende que no hayamos visto un personaje que se dé la vuelva, se baje los lienzos y exponga ante el público un auténtico ojo anal, una escarapela milagrosa, un místico Shanoringan. ¿Entendés Sh-ano-ringan? Buo. Como sea, la constante aparición de variedades cada vez más secretas y más poderosas de los ojos le quita para mí el impacto. Al punto en que Itachi se libera de la técnica de Kabuto con el ojo de Shinoi en un cuervo, estaba tan desorientado y el argumento de los ojitos estaba tan desgastado que ni me gasté en soltar la garompa para retroceder y leer detenidamente de qué iba el asunto.
Entiendo que el anime desde un principio le puso cariño a los ojos, y las habilidades oculares son medio a Naruto lo que el trompo a Blay-Blay, Bay-Blade, ¿cómo era? Beyblade, eso. Pero en cierto punto se vuelve un mazo entero de ases que tienen ahí a la espera de un callejón de la trama para disparar. Hasta Blaybiscuit era más sutil cuando… No, mentira, mirá si me voy a acordar la trama de Bleywatch, quería meter mis chistes nomás.
6. Fan service.
El final “vivieron felices por siempre”, con el puñado de parejas al pedo, traidas de los pelos me pareció un festival de fan service. Hay parejas que se perfilaron largamente y tenían relaciones bien constituidas, pero hay un par que tuvieron poco o nulo desarrollo.
7. La vecindad de Konoha.
La exposición constante y, peor, la utilización de la herramienta de la fama global para alcanzarla. Todos saben todo de todos, el mundo ninja tiene más chusmerío que la vencidad del Chavo.
8. Todos querían la paz.
Sobre este punto creo que se podría hacer alguna defensa. Esencialmente, podemos decir que el mundo ninja tiene un problema central que es la guerra constante, y hemos visto ejemplos de inconvenientes sistémicos tan acuciantes que se vuelven un punto focal, un elemento de tensión discursiva central para la sociedad, al cual se dirige la mayoría para proponer una solución. También podemos plantearlo, como haría Bourdieu, con la idea del capital social. Cuando un problema se vuelve de alta demanda social, el mundo, académico, periodístico, político: todos miran ahí e intentan dar una respuesta.
En síntesis, no me parece descabellado que en un mundo constantemente signado por la guerra haya mucho interés en conseguir la paz; y más aún, que en un mundo ninja las soluciones sean bélicas se me hace coherente: para esta gente que abre latas con shuriken, las herramientas ninja deben ser el go-to para resolver cualquier problema.
9. El “talk-no-jutsu”, LMAO.
Este es sencillo: la capacidad irrebatible de Naruto para poner a todo aquel que no puede vencer por la fuerza de su lado. Cuando no tenía sentido que le rompiera la cabeza a un enemigo, el siguiente paso era darle al rubio algún recurso argumental extraño, o a la persona con la que hablaba un ser querido (de preferencia muerto) al que Naruto le recordase y que le diera un cheque en blanco de ahí en adelante.
10. El relleno.
Sí, ya sabemos: Naruto tiene más relleno que una Merengada en las propagandas. La proporción relleno/historia de Naruto está a la altura de la proporción aire/papas de unas Lays. Bue, tampoco tanto, pero el relleno es una pija. Simplemente es muy obvio y no hay mucho que decir.
Jaja salu2.
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